El 101 del Liderazgo

Hablemos de:

Introducción

¡El 101 del Liderazgo! Cuanto se ha hablado de liderazgo en los últimos años, parecería que el tema nunca se acaba, y siempre hay algo nuevo que decir al respecto. La verdad es que tiene mucho sentido que sea así. Liderar es sin duda una de las tareas más complejas que existen, se trata de llevar a un grupo de personas detrás de una misma visión. Esto, a pesar de que cada una de esas personas posee intereses e inclusive ideas distintas acerca de cómo lucirá para ellos dicha visión. 

Es precisamente producto de su complejidad que se ha desarrollado toda una hermenéutica detrás del liderazgo. Y hoy, nosotros queremos verla desde una perspectiva más empírica. Por eso, preparémonos para el 101 del liderazgo. 

Tu visión no siempre será compartida

El 101 del Liderazgo

Existe una razón por la que este es el primer punto del liderazgo 101. Muchos de nosotros estamos tan enamorados de la visión de negocio que tenemos, que nos podría llegar a parecer imposible que otros no sean capaces de verla igual. El problema con esto, es que casi nadie o nadie la verá igual que nosotros, he aquí el porqué este punto es tan importante. 

No entender que tu idea y/o visión por buena que sea, no tiene porque ser compartida por todos, puede llegar a frustrarse hasta el punto en el pierdas la fe. Para evitar eso, te sugiero que internalices la siguiente realidad:

“Los empleados existen porque la visión raras veces se comparte”

Tus emociones tienen que estar en control

¿Recuerdas el primer punto? Pues la manera en la que eres capaz de reconocer que los demás no están obligados a ver tu visión, y aún así continuar trabajando día con día, es cuando tienes tus emociones en orden. Para que eso sea posible hay tres cosas que tienes que hacer:

  1. Reconoce cuales son tus detonantes

Que personas, situaciones, y/o pensamientos sacan lo peor de ti? Esta es una pregunta que todos debemos hacernos varias veces en el año. Porque todos tenemos realidades que cuando se presentan nos imposibilitan tomar buenas decisiones en cuanto al manejo de nuestras emociones. 

Algunos detonantes son bastante fáciles de identificar otros no tanto, por lo que la intencionalidad debe estar presente siempre. 

  1. Desarrolla estructura de apoyo

Ya identificamos nuestros detonantes ahora toca atenderlos. Y para ello debemos tener una estructura ahora bien, la misma lucirá distinta para cada uno de nosotros. En mi caso mi estructura está basada en preguntas, por ejemplo: Cuando tengo una situación en donde uno de mis detonantes aún activos se presenta lo que hago es cuestionarme, tipo

  • Es esto tan importante, si es así, por qué?
  • ¿Es mi reacción proporcional a la situación?
  • ¿Cuál es la relación que existe entre mis objetivos, la situación y la reacción que estoy teniendo?

Frecuentemente después de responderme estas preguntas, no solo me siento mucho mejor, sino que también tengo mejor claridad respecto a lo que estoy afrontando. Ojo! Esto es más fácil decirlo que hacerlo, pero el otro escenario vale mucho menos la pena. 

  1. Entiende el peso de tus decisiones

Liderar viene de la mano con muchos compromisos, estos compromisos implican que nuestras decisiones tengan un peso considerable en el desarrollo de la compañía. Por eso, es importante que tengamos siempre presente que hay mucho más en juego que la situación puntual que tenemos delante. 

El liderazgo 101 es aprender a escuchar

No podría enfatizar lo suficiente, cuán importante es que aprendamos a hablar menos y escuchar más. Les confieso que esta ha sido una de mis más grandes luchas como empresario, durante mucho tiempo fui quien más hablaba en las reuniones y en las discusiones de temas puntuales. Y puedo decir, que poco o nada se avanzaba con esa dinámica. No fue sino hasta que entendí lo torpe de mi accionar y tomé cartas en el asunto, que el crecimiento empezó a verse. 

Aquí les dejo las 4 prácticas que me ayudaron a mejorar esa área:

  1. Entender que yo no soy el portador de la verdad absoluta.
  2. Entender que los demás pueden y en muchos casos tienen mayor capacidad que yo. 
  3. Usar mis intervenciones para preguntar en lugar de exponer un punto. 
  4. Contar en mi cabeza para no responder a tentación de interrumpir o hablar de más.

Conclusión 

Liderar no es para todo el mundo, cruda realidad pero realidad. A pesar de eso, con trabajo duro podemos convertirnos en personas integrales, lo suficientemente buenas como para llegar un equipo/proyecto al éxito. 

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